martes, 22 de febrero de 2022

Penélope

 


la primera noche misma que nos conocimos cuando yo vivía en Rehoboth Terrace nos quedamos mirándonos durante unos 10 minutos como si  nos hubiéramos conocido en algún sitio me figuro que por causa de que yo era judía porque he salido a mamá él solía divertirme las cosas que decía con esa sonrisa indolente y todos los  Doyles decían que iba a presentarse para diputado en el Parlamento ah yo no era tonta de nacimiento para creerme todas sus chácharas sobre la autonomía y la unión nacional lanzándome ese aburrimiento de canción de los hugonotes que se canta en francés O beau pays de la Touraine que yo nunca he cantado ni una vez explicando y enredando sobre religión y persecuciones no le dejaba a una disfrutar nada naturalmente luego podría él como un gran favor la primerísima  oportunidad que  tuvo  ocasión en Brighton Square metiéndoseme en la alcoba como si se hubiera manchado las manos de tinta para lavárselas con la Leche de Albión y el jabón de azufre que yo usaba con la gelatina todavía alrededor ah yo me puse mala de reírme de él aquel día  más vale que no convierta este asunto en una sentada para toda la noche encima de este trasto deberían hacer bacinillas de tamaño natural para que una mujer  se  pudiera sentar encima como es debido él se arrodilla para hacerlo me figuro que no hay en toda la creación otro hombre con las costumbres que tiene él mira de qué manera está durmiendo ahora a los pies de la cama cómo podrá sin una almohada dura  menos mal que no da patadas o si no me partiría los dientes respirando con la mano en la nariz como ese dios indio que me llevó a ver un domingo que llovía en la calle Kildare todo amarillo con un delantal tumbado de lado sobre la mano con los diez dedos de los pies saliéndole que él dijo que era una religión más grande que las de los judíos y Nuestros Señores juntas las dos por toda Asia imitándole como siempre está imitando a alguien me figuro que él también dormía a los pies de la cama con sus grandes pies cuadrados junto a la boca de su mujer maldita sea esta cosa apestosa de todos modos dónde está eso esos paños ah sí ya sé espero que el viejo armario no rechine ah lo sabía él duerme bien lo ha pasado  bien en algún sitio sin embargo ella debe haberle dado mucho de bueno por su dinero claro que él tiene que pagarlo lo que recibe de ella ah qué cosa tan molesta espero que tendrán algo mejor para nosotras en el otro mundo .

 

Ulises.

Capítulo 18 -Penélope.
                       James Joyce.

 

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