martes, 28 de abril de 2020

Nausicaa


Los gemelos jugaban ahora en la más aceptada de las maneras fraternales, hasta que por fin el señorito Jacky que era un verdadero cara dura no había modo con él dio una patada aposta a la pelota con todas sus fuerzas hacia allá abajo, a las rocas cubiertas de algas. Ni que decir tiene que el pobre Tommy no tardó en expresar su consternación pero afortunadamente el caballero de negro que estaba sentado allí acudió valientemente en auxilio e interceptó la pelota. Nuestros dos campeones reclamaron la pelota con vivaces gritos y para evitar problemas Cissy Caffrey gritó al caballero que se la tirara a ella por favor. El caballero apuntó a la pelota una vez o dos y luego la lanzó por la playa arriba hacia Cissy Caffrey pero bajó rodando por el declive y se detuvo debajo mismo de la falda de Gerty junto al charquito al lado de la roca.
 
Los gemelos volvieron a gritar pidiéndola y Cissy le dijo que la tirara lejos de una patada y que dejara que se pelearan por ella así que Gerty tomó impulso con el pie pero habría preferido que esa estúpida pelota no bajara rodando hasta ella y dio una patada pero falló y Edy y Cissy se rieron.

—No hay que desanimarse— dijo Edy Boardman.

Gerty sonrió asintiendo y se mordió el labio. Un delicado rosa se insinuó en sus bonitas mejillas pero estaba decidida a que vieran así que se levantó la falda un poquito pero justo lo suficiente y apuntó bien y dio a la pelota una buena patada y la mandó lejísimos y los dos gemelos bajaron detrás de ella hacia la grava de la orilla. Puros celos claro no era nada más para llamar la atención teniendo en cuenta al caballero de enfrente que miraba. Ella sintió el cálido sofoco, siempre una señal de peligro en Gerty MacDowell, subiendo y ardiéndole en las mejillas. Hasta entonces sólo habían intercambiado ojeadas del modo más casual pero ahora bajo el ala de su sombrero nuevo ella se atrevió a mirarle y la cara que se ofreció a su mirada allí en el crepúsculo, consumida y extrañamente tensa, le pareció la más triste que había visto jamás.

  Ulises.
Capítulo 13 -Nausicaa.
                       James Joyce.

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