Los gemelos jugaban ahora en la más
aceptada de las maneras fraternales, hasta que por fin el señorito Jacky que
era un verdadero cara dura no había modo con él dio una patada aposta a la pelota
con todas sus fuerzas hacia allá abajo, a las rocas cubiertas de algas. Ni que
decir tiene que el pobre Tommy no tardó en expresar su consternación pero
afortunadamente el caballero de negro que estaba sentado allí acudió
valientemente en auxilio e interceptó la pelota. Nuestros dos campeones
reclamaron la pelota con vivaces gritos y para evitar problemas Cissy Caffrey
gritó al caballero que se la tirara a ella por favor. El caballero apuntó a la
pelota una vez o dos y luego la lanzó por la playa arriba hacia Cissy Caffrey
pero bajó rodando por el declive y se detuvo debajo mismo de la falda de Gerty
junto al charquito al lado de la roca.
Los
gemelos volvieron a gritar pidiéndola y Cissy le dijo que la tirara lejos de
una patada y que dejara que se pelearan por ella así que Gerty tomó impulso con
el pie pero habría preferido que esa estúpida pelota no bajara rodando hasta
ella y dio una patada pero falló y Edy y Cissy se rieron.
—No
hay que desanimarse—
dijo Edy Boardman.
Gerty
sonrió asintiendo y se mordió el labio. Un delicado rosa se insinuó en sus
bonitas mejillas pero estaba decidida a que vieran así que se levantó la falda
un poquito pero justo lo suficiente y apuntó bien y dio a la pelota una buena
patada y la mandó lejísimos y los dos gemelos bajaron detrás de ella hacia la
grava de la orilla. Puros celos claro no era nada más para llamar la atención
teniendo en cuenta al caballero de enfrente que miraba. Ella sintió el cálido
sofoco, siempre una señal de peligro en Gerty MacDowell, subiendo y ardiéndole
en las mejillas. Hasta entonces sólo habían intercambiado ojeadas del modo más
casual pero ahora bajo el ala de su sombrero nuevo ella se atrevió a mirarle y
la cara que se ofreció a su mirada allí en el crepúsculo, consumida y extrañamente
tensa, le pareció la más triste que había visto jamás.
Capítulo 13 -Nausicaa.
James Joyce.
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